Según recientes estudios, España es uno de los países de la Unión Europea con mayor índice de fracaso escolar. Detrás de este dato prevalecen factores sociales y educativos que influyen en el rendimiento y los resultados obtenidos. Pero además, no podemos obviar los aspectos médicos, entre los cuales unos de los que afectan de forma directa, y muchos padres no relacionan con el fracaso, son los problemas de visión.

Los principales problemas de visión por los que suelen verse afectados los menores son los llamados “de refracción”: miopía, hipermetropía y astigmatismo. Todos ellos pueden corregirse fácilmente mediante el uso de gafas graduadas. Asimismo, existen otras posibles patologías, como la desviación de los ojos o el estrabismo, que pueden ser causantes de una mala visión y por ende de un retraso académico.

¿Cómo afecta un problema de visión al desarrollo escolar?

Hay niños que al sufrir hipermetropía (dificultad en la visión de cerca) son más reacios a las actividades de lecto-escritura y cambian completamente su relación con los libros al contar con las gafas que le permiten ver de forma correcta, ya que acceden a todo un universo que antes no contemplaban con nitidez. Del mismo modo, en el caso contrario, un chico con miopía (dificultad en la visión de lejos) puede a menudo pasar por introvertido cuando su principal obstáculo es la correcta visión. Al ser corregida, es muy probable que tienda a mejorar la forma de relacionarse con sus compañeros y ampliar su círculo de amigos.

La principal traba que existe a la hora de establecer un posible problema de salud visual en un pequeño es que está aún dentro de su proceso de evolución y no es capaz de definir con firmeza lo que supone ver bien o no. Por ello, en muchos casos tarda en detectarse la existencia del defecto. Se hace especialmente importante mantener un seguimiento de los hábitos del niño y comprobar si varía su distancia frente a los libros o la televisión, por ejemplo. En este sentido, los docentes cumplen un papel fundamental, ya que son partícipes de su comportamiento dentro del aula, y pueden notificar posibles cambios a la hora de mirar la pizarra, o incluso respecto a actividades de ocio en el recreo.

Preservar la salud ocular de tu hijo está en tu mano: controla que trabaje siempre a más de 40 cm de la pantalla del ordenador, que lea y estudie siempre en un entorno correctamente iluminado, y que haga pequeños descansos de 5 minutos cada media hora,  Además, la alimentación variada, rica en vitamina A y otras pautas, como proteger siempre sus ojos del sol con gafas homologadas, ayudan al cuidado de su vista.